Profunda Continuidad

Un grupo de la Comunidad de San Egidio había venido a participar, en 1987, de la jornada Mundial de la Juventud en Buenos Aires.
Estos encuentros mundiales son la ocasión de intercambios entre jóvenes de distintos conteniente. La Iglesia ha edificado, a través de los siglos, comunidades de creyentes que conforman una multiforme red extendida por todo el mundo.
Acompañaba a ese grupo un sacerdote, el Padre Mateo Zuppi. Veinticinco años después seria elegido obispo auxiliar de Roma y, después, el papa Francisco lo llamaría a ser el pastor de Bolonia.
Como referente de la Comunidad intervino en la solución de diversos conflictos, como los de Burundi y Mozambique ya que este es uno de los campos que la Comunidad tiene entre sus desvelos pastorales.
Entre los jóvenes que vinieron a la jornada se encontraba un profesor egresado de la Universidad La Sapienza de Roma que había sido uno de los primeros que, junto a Andrea Riccardi, había iniciado la experiencia de la Comunidad. Eran Jóvenes del liceo Virilio de Roma que sintieron la necesidad de ser esa Iglesia en salida que hoy nos inculca el papa Francisco y, como el grano de mostaza del Evangelio9, hoy se ha difundido por todo el mundo.
Marco Gallo conoció en Buenos Aires a algunos jóvenes porteños que trabajaban en la Boca. Entre ellos se encontraba una joven arquitecta, Andrea Poretti. Marco y Andrea se enamoraron y en 1980 se casaron y el Padre Mateo, en un intervalo de la mediación en Mozambique vino a bendecir la boda. Fue así como la experiencia de San Egidio comenzó a dibujar “el horizonte. Del Evangelio en el horizonte de una ciudad que supiera llorar sobre sus debilidades y trabajar por el rescate de sus hijos más necesitados”.

Un Arduo trabajo
Marco es ahora Director de la Catedral Pontificia sobre Juan Pablo II en la Universidad Católica Argentina.
Ha escrito numerosos libros entre los que podemos citar “La figura de Romero en América Latina” y “El espíritu de Asía” además de coordinar publicaciones sobre el Holocausto y figuras argentinas argentinas defensoras de los Derechos Humanos. También Andrea ha escrito numerosos trabajo relacionados con los temas que son objeto del carisma de la Comunidad.
Pero nos ha sorprendido con un enorme trabajo sobre el papa Francisco (Marco Gallo, “El pensamiento social y político de Bergoglio y papa Francisco”, Ediciones Universidad Católica de Salta, Salta, 2018,450 p.) que viene a llenar un vacío que percibimos en la opinión pública del país y que es causado por un desconocimiento de la trayectoria de este compatriota que accedió, de manera sorprendente, a la cátedra de Pedro.
Recorre buena parte de los escritos del jesuita Jorge Bergoglio desde uno publicado en el boletín de espiritualidad de la Compañía de Jesús en 1980 y pasa por las distintas etapas de su vida. En dos partes podemos apreciar el pensamiento social y el político llegando a lo que, menos de seis meses antes de su elección pontificia, pronunciara (anticipo del “papa callejero”) el 25 de septiembre de 2012 en la estación de Constitución.

Un camino a Seguir

Los textos han sido ordenados y el compilador agradece a Andrea Riccardi que, eximio historiador de la Iglesia de nuestro tiempo, lo animó a emprender semejante tarea.
En la excelente presentación el compilador nos hace ver “la escasa cultura política de los argentinos y la falta de una reflexión serena por parte de la opinión pública que no tiene una actitud de análisis y búsqueda de acuerdos políticos practicables”.
Ya en Buenos Aires, el cardenal Bergoglio había apuntado a lo que se convertiría en un talento habitual que no muestra signos de renovación. Decía: “el problema es de los medios que, a veces, reducen lo que uno dice a lo coyuntural y lo que uno dice en el pulpito se refiere a la política con mayúscula, a la de los valores pero los: medios suelen sacarlo de contexto y coyunturalizarlo en provecho de la pequeña política”.
Muy oportuna esta antología. Tendremos que recurrir a ella para valorar la dimensión cultural de este hijo de San Ignacio y del Concilio Vaticano II, entender lo difícil que resulta entender a los pobres: incorporándonos al osado proyecto pastoral cuya dimensión política es imposible soslayar.
Con este extenuante trabajo de investigación aquel joven que vino a Buenos Aires en 1987 nos abre un camino que no podemos esquivar.