Mónica Aramendi: palabra de mujer

En conmemoración al Día Internacional de la Mujer, Semanario El Argentino rinde particular homenaje a todas esas mujeres que, aun sin tenerlo fácil, se abrieron camino en el difícil mundo de la literatura. Por esta razón realizamos una muy interesante entrevista a la escritora y Embajadora Cultural de General Alvarado, Mónica Aramendi. Sin lugar a dudas hay experiencias que merecen ser difundidas.

-¿Cuál fue tu profesión anterior?
Me recibí de Abogada y desde 1978 ejercí la profesión en forma particular y en relación de dependencia desde entonces hasta mi jubilación en ambas.
-¿Qué experiencia te dejó?
Siempre había querido ser Abogada, desde chica, cuando veía las series de televisión, sobre todo mi favorita Perry Mason. Pasaron los años y mantuve ese deseo. Vocación, ilusión por ser parte de un sistema donde se pretende hacer justicia, donde se elige luchar por los derechos de aquellos que recurren a vos, pidiéndolo, o en forma de aporte voluntario a instituciones que lo necesitaban. Es un ideal que suena muy alto, pero cada uno aporta lo que puede en pos de sus principios, y la Justicia es uno de los mios.
-¿Por qué nació en vos ser escritora?
El motivo lo desconozco. Sólo sé que un día, saliendo de una sesión de análisis en 1995 , llegue a casa y escribí lo que fueron mis dos primeros relatos. Me gustó el hecho de haber podido crear dos mundos que desconocía y siempre desconoceré, pero algo había en ellos que me gustaba. Quizás un aparte de mí puesto en ellos en forma de ficción. Así consulté y empecé a hacer taller literario.
-¿Se puede decidir ser escritor, o se nace?
Justamente en el Taller Literario en donde aprendí a escribir. Una cosa es volcar sentires, pensares anécdotas en un papel y otras convertirlas en literatura. Hay mucho de aprendizaje previo para elaborar un texto. La lectura es la principal herramienta del escritor. En ella no sólo hallas placer sino aprendes manejos de lenguaje, recursos, estilos y los vas aplicando en tu escritura, Esto es lo que se hace en un taller. Taller es un lugar de trabajo creativo pero también de aprendizaje. Si no vas a ninguno, seguramente se recurre a alguien que tenga oficio, es, oficio y te vaya guiando hasta que puedas encontrar tu voz, tu forma, tu estilo. La creatividad, la imaginación es muy importante para plasmarlos pero, el trabajo de corrección sobre ellos es fundamental. Cuando publico un libro quiero haber entregado lo mejor de íi, en pasión y en conocimientos aplicados al texto, para que sea “lo mejor que pude hacer”. Fundamentalmente por respeto a quien quiera leerme.
-¿Cuándo escribís, dejas volar siempre tu imaginación o te basas en algo real?
Vuelo mucho. No puedo negarlo: Pero la realidad no está en absoluto ajena a mí. Por el contrario, creo que lo que es escritor descubre es una visión nueva de las cosas, del entorno, de los rostros, del paisaje, de los duelos y esperanza.
Cae un ahoja de un árbol y , esa hoja, puede despertar en mí muchas sensaciones y sentimientos, por ejemplo, puedo pensar en la hoja muerta y escribir acerca de eso o sentir que es un regalo al viento para que algún niño juegue con ella y la corra por una calle empedrada en plena siesta del otoño. Desde allí escribo. Si me atengo a la descripción de un acontecimiento puntual, una vez escrito, ya es ficción, ya es literatura. Es mi mirada, mi lectura, mi resignificación de los hechos
-¿En qué estilo de género te sentís más cómoda?
Vos sabes que amo la poética. Amo la posibilidad de ahondar en lo existencial, en bucear en mi interior esos sentimientos y pensamientos de los que te hablaba. Creo que cada texto esconde una pregunta y pretende dar una respuesta a la que no se llega. Cada vez que releo un texto, cada persona que lee un texto, lo aborda desde lugares diferentes, según su historia, sus vivencias, sus creencias. Por eso creo que al escribir, más allá de hacerlo en primera persona, debe dar lugar a esas diversas interpretaciones, para que sea algo universal. Caso contrario sería mi biografía.
Por eso las grande obras de Literatura Universal, los clásicos, son tales. Porque desde el momento en que fueron escritos y hasta la actualidad tienen una esencia humana que trasciende las épocas. Son un siempre. También he publicado libros de cuentos y relatos. Me gusta mucho el género fantástico donde el personaje se encuentra en situaciones extrañas, ajenas al mundo en que se mueve y que no comprende. Eso me atrae porque puedo plantear situaciones que están dentro de mis grandes interrogantes como el tema del tiempo, el espacio, los mundos paralelos, la trascendencia. Lo universal, imposible de comprender con la limitación de la razón.
-¿Hay otros géneros literarios que también te interesaría explorar?
Ahora estoy empezando a corregir lo que sería mi primera novela. Es un desafío muy grande ya que implica el trabajo con personajes diversos, la trama e historia de cada uno en función de una historia única y más allá de estar encasillada –aunque no creo en los encasillamientos estrictos- en el género fantástico, pretendo que el objetivo que me propuse al comenzarla, sea visible al lector.
Si escribo narrativa, debo equilibrar y cuidar mi tendencia a la poética, ya que si bien me encanta usar metáforas, imágenes o algún otro recurso en ella, no puedo perder de vista que el objetivo es contar algo.
-Todos los escritores tienen una cocina literaria. ¿Cómo empezás a escribir un libro?
Cuando una idea asoma en mi cabeza, más allá de cuál haya sido el desencadenante, empiezo a plasmarla en un borrador. Casi siempre ocurre que, a medida que sigo escribiendo asoman nuevas. Esas nuevas pueden hacer que cambie el rumbo de la idea original o lo refuerce. Sé a dónde quiero llegar. El problema especialmente en los textos más largos, de cualquier género, es el cómo hilvanar esa idea original para llegar al final deseado. Allí está el trabajo de las tramas, elegir los personajes que tendrán funcionalidad, los lugares, las historias a contar para que todo desemboque en una coherencia del texto, en ese final. Esto en la narrativa. En la poética, el peso de los versos intermedios de un poema ya que a veces pueden sonar lindos pero desvían la idea del poema. Otro gran trabajo, fundamental, es el trabajo con los silencios. Con lo no dicho explícitamente. El silencio es un gran protagonista en la escritura.
-¿Tú crees que un escritor elige que va a escribir o que las historias te eligen a ti?
Sinceramente creo que hay algo de cada cosa. Como te contaba antes, a veces sigo la línea argumental de lo que había asomado en mí al escribir y otras, a medida que voy escribiendo, cambio el rumbo. ¿Quién es que cambia ese rumbo? La famosa discusión acerca de la muerte del autor. Yo no lo tengo claro en mí.
-¿Cómo ha sido tu crecimiento desde que publicaste tu primer libro?
Antes de venir a radicarme a Miramar, había ganado unos concursos y publicado Antologías, críticas, prólogos. Pero luego tuve que dejar por el tema de mi vista. Mi primer libro “Eternas Pariciones” fue editado ya viviendo es te querido Miramar. Creo y espero haber crecido, eso lo dirán los demás. Pero si sé que de la mano de Vilma Brugueras y Marcela Predieri, aprendí muchas cosas. Llevo publicados 12 libros y aprovecho a la comunidad de Miramar todo el poyo que siempre me brindaron cada vez que presento un nuevo hijo. También debo reconocer que los premios nacionales e internacionales recibidos y los reconocimientos los he logrado desde mi estancia en ésta mi ciudad.
-Hablábamos sobre cómo la literatura escrita por mujeres se suele encasillar a la “mirada femenina” o a los “libros de mujeres para mujeres”. ¿Vos como te posicionás frente a ese lugar común?
No sé si es un lugar común. Quizás un crítico literario podría responder mejor esa pregunta. En mi opinión toda literatura es para todos. Claro que existen textos escritos por mujeres abordando la temática de las mujeres, pero eso no obsta a que el lector sea hombre o mujer. Quizás sea el medio para conocernos mejor. He leído excelentes libros donde el escritor es un hombre y el personaje principal es una mujer y está escrito en primera persona. Allí el autor se tuvo que colocar en el sentir de una mujer, quizás en la parte femenina que también hay en cada hombre y visesversa.
¿Creés entonces que esas distinciones ya quedaron obsoletas?
La humanidad en general evolución en forma de espiral, hay cuestiones muy lejanas, en todos los órdenes, que se vuelven presente. No en forma exacta pero si regresan, renovadas, agiornadas, re-pensabas. Creo que el conocimiento del pasado resulta fundamental para proyectar un futuro. Nada descarto de lo vivido o aprendido de las vivencias contadas por otros.
-En referencia al ambiente literario, actualmente se te suele nombrar como a una de las autoras más reconocidas de nuestro distrito. ¿Cómo tomás ese rol?
Es un halago lo que decis. Para mí poder dejar bien parado a mi distrito es un placer y una responsabilidad. Cuando el Honorable Concejo Deliberante me reconoció por unanimidad como Embajadora Cultural de General Alvarado por la tarea que había realizado, fue uno de los momentos más importantes ya que fueron los representantes de los vecinos lo que así lo decidieron, sin distinciones ideológicas, fue un día de emoción y gratitud, pero también , y así lo dije, de gran compromiso. Quiero, intento seguir haciendo cosas por nuestra ciudad y también sería mi mayor “logro” poder unir a todos los escritores. Hay muchos y muy buenos que no pertenecen a instituciones locales. Me encantaría dieran mayores posibilidades a los mismos.
Yo sigo, en la medida de mis posibilidades, bregando por un hacer en común, por crecer juntos y poder mostrar aquello que dignifica a nuestro lugar y es muy poco reconocido. La literatura no está entre las prioridades culturales.
-Mujer ¿Qué definición nos podes hacer?
No quisiera repetir las palabras que, personas mucho más importantes que yo, ha dicho en estos días respecto a la lucha de las mujeres a lo largo de la historia, de sus sufrimientos, descalificaciones, de los avances que gracias a ellas hemos tenido y de todo lo mucho que falta por hacer en pos de la igualdad, la libertad y el respeto.
Quisiera apuntar al significante de la palabra Mujer. Cuando se la expresa, creo que en cualquiera de los géneros, golpea un caudal de imágenes mentales y viscerales. Allí asoma la palabra madre, hermana, amante, amiga, luchadora, abnegada, trabajadora, compañera, protectora. Aparece la imagen del empeño, la fuerza, la realeza, la tierra madre, la mano tendida y protectora.
Hombre y mujer somos diferentes desde un punto de vista biológico y biogenético, pero lo importante es luchar por la Igualdad en la diversidad. Tener las mismas posibilidades, los mismos derechos, las mismas recompensas. Somos iguales con nuestras diferencias y por lo tanto somos hermosamente complementarios. Nuestro derecho a la Igualdad es irrenunciable y la lucha debe seguir en todos los ámbitos: educación, salud, trabajo, justicia. Soy librepensadora y como tal aspiro que todas tengamos voz que sea lo suficientemente fuerte para que se reconozca la plena Libertad, la de pensamiento y la de acción. Pretendo el respeto a la igualdad y a la diferencia, el respeto a nuestras vidas, nuestros trabajos, nuestra plena participación en todos los ámbitos. Hay una larga tarea que hacer. Especialmente crear conciencia de que todos –léase todos y todas- somos libres e iguales. Como escribí “…Uno con el otro. Uno sin el otro. Igual al otro. Compañero de vida, cuanta con mis pechos, con mis manos, mi pensamiento…si es que quiero….”