“Me cuesta imaginar un futuro sin continuidad o formación del coro infantil y juvenil en nuestro distrito”

(II PARTE)

El joven director de coros, Gabriel Di Martino, en entrevista con Semanario El Argentino nos cuenta sobre su tarea de conducir a hombres y mujeres de distintas edades dentro de la propuesta del canto coral. También nos relata, sus inicios en este arte y el desafío de hacer confluir la música coral en las voces de dos agrupaciones de gran prestigio en nuestro distrito, como lo son el “Coro Popular de Otamendi” y el “Ensamble Vocal Anacrusa”.

-¿Cuál es el repertorio que suelen interpretar?

Como comentaba anteriormente, el repertorio se elige en base a muchos factores. En mi caso suelo dirigir pensando en un repertorio abierto. Esto significa que no encuadro el repertorio en una determinada época o estilo. A veces, se puede trabajar simultáneamente con dos proyectos musicales diferentes o con la intención de destacar algún trabajo en particular. Con el Coro Popular de Otamendi tenemos un repertorio abierto, más enfocado al folklore quizá y sin lugar a dudas a los tradicionales villancicos de fin de año. Todo depende del momento, lo más importante es poder enseñar que no todo se canta igual y que esa diferencia en los estilos es parte de lo que anteriormente denominé como identidad vocal o sonora.

-¿Crees que se hace todo lo necesario desde todos los Estamentos para que la Música Coral se difunda? ¿Nos podes hacer alguna sugerencia para incrementar el número de personas que dediquen algo de su tiempo al aprendizaje y práctica de la Música Coral?

Sin duda se hace lo que se puede, pero siempre se puede hacer más. Argentina tiene un recorrido de la actividad coral muy interesante y próspero, pero no siempre se visibiliza. Hace algunos años atrás, todavía había gente que no sabía que existía un coro en Miramar o en Otamendi, muy a pesar de que ya hace más de 50 años que la actividad se desarrolla en nuestro distrito. Creo que la responsabilidad es compartida, es decir, tanto los directores como los diferentes estamentos tenemos la obligación de que la actividad coral se difunda, sea abierta y se ponga en valor. Generalmente es una actividad que se hace a pulmón, tanto desde la dirección (sea con sueldo o sin él) como también desde quienes integran las agrupaciones corales. Es por ello que cualquier ayuda por pequeña que sea que pueda dar difusión a esta actividad es bienvenida.

Mi sugerencia y mi objetivo como director es que debemos sembrar para el futuro de la actividad. Faltan coros escolares, de niños y adolescentes, faltan profesionales que puedan hacerlo y falta entender que hay que invertir en este sentido. Falta el semillero y quien quiera poner de verdad la máquina a funcionar. Las edades promedio de los integrantes de los coros va en aumento y el problema no es casualmente la edad, sino la cantidad de proyectos que se podrían realizar y que la actividad tenga continuidad. En lo personal, siempre que puedo realizo ensayos abiertos o conciertos didácticos en establecimientos educativos. Llevar el coro a la escuela es fundamental, y en este sentido es muy importante que los directivos de los establecimientos educativos abran y den oportunidad a estos espacios de descubrimiento y los directores seamos conscientes de la importancia y relevancia de llevar la actividad a estos espacios.

En los conciertos didácticos cantamos todos, los alumnos, los docentes y el coro. Es una experiencia hermosa tanto para la agrupación como para la institución educativa. Pero claro, faltaría luego el espacio adecuado para aquel que quiera cantar en un coro, pero al menos, sembramos un poquito de perspectiva hacia futuro.
En mayo comienzo a dar un taller llamado “Quiero cantar en un coro y no me animo”. Se trata de poder abrirles la puerta a la actividad coral a gente que de entrada no se animaría a cantar en un coro y poder allanarles el camino.
Por supuesto, este semanario siempre ha difundido todas las actividades corales de nuestro distrito, lo cual agradezco mucho que sea una constante.

-¿Cómo está el coro en este momento de pandemia que tan duramente está golpeando a la música y al arte en general?

El coro sigue funcionando a pesar de haber tenido que modificar muchas cosas que debido al contexto epidemiológico tuvimos que adaptar. Ensayamos con barbijo, distanciamiento y en ambiente ventilado. No podemos estar el tiempo que teníamos antes de la pandemia y los grupos son reducidos. Nos vale el hecho de continuar aunque sea diferente y más lento, con los cuidados necesarios y sabiendo que estamos a merced de las necesidades de apertura o cierre eventual de la actividad.

A pesar de la convocatoria para sumar integrantes, aún no hemos tenido solicitudes al respecto, pero la actividad continúa con los mismos integrantes que hace un año atrás.
Realmente es todo un desafío el trabajo con estas limitaciones y seguramente pasará lo mismo con otras actividades culturales. La virtualidad es un escollo muy grande para la actividad coral dado que en sí misma es una disciplina presencial, en vivo y en directo. El año pasado se han realizado algunos trabajos virtuales, pero claramente no es la esencia ni lo que se espera de quien dirige o integra un coro.

-Cual es, a tu juicio, la problemática principal a la que se enfrentan en la actualidad los coros no profesionales en general, tanto municipales, como privados o independientes. ¿Sos optimista ante el futuro?

Hoy, es la pandemia. La virtualidad ha servido para mantener la llama viva, pero la actividad requiere presencialidad, es comunitaria desde los propios ensayos, hasta los conciertos en contacto con el público o los encuentros corales que enriquecen.

Quitando la situación sanitaria eventual, la cuestión salarial siempre ha sido un tema de debate. Desde hace apenas unos años la dirección coral y sus presentaciones se han incluido en la tabla de aranceles de SADEM (Sindicato de Músicos) con un mínimo para quien recién se inicia en la actividad, pocas veces se respeta o se tiene en cuenta. Los contratos son precarios y no garantizan la continuidad laboral, incluso ha habido casos que por la pandemia y a pesar de continuar trabajando virtualmente, entidades privadas han dejado de pagar a directores que son monotributistas. El director trabaja más horas de las que se ven y tiene un abanico de responsabilidades que pocas veces son tenidas en cuenta no solo por quienes lo contratan.

Como dije, el director continúa una formación constante que implica un desembolso o inversión en cursos, seminarios, talleres, instrumentos musicales, viajes, traslados, libros, arreglos, etc. Y por otro lado, muchas agrupaciones no cuentan con apoyo económico alguno para desarrollar la actividad. En esos casos, son los propios integrantes e incluso los familiares, los que desde su bolsillo aportan para poder tener una túnica o poder asistir a un encuentro coral para dar visibilidad y presencia institucional del coro. Parece mentira, pero hasta poder conseguir un lugar de ensayo a veces es un problema enorme.

Soy positivo hacia el futuro porque conservo el ideal de poder trabajar día a día para y por la actividad sin importar el lugar que ocupe. Apuesto hacia un mayor acceso a la profesionalización, apuesto a que los contratos sean más estables y con sueldos acordes, porque eso redunda en una continuidad y seguridad no sólo laboral sino también como proyecto artístico para quienes cantan en un coro y el consecuente beneficio socio cultural de un pueblo.

-¿Cómo ha evolucionado el coro en este tiempo?

Cada año voy proponiendo cosas nuevas, arreglos de diferente dificultad y siempre con la esperanza de ser muchos más. Hasta ahora viene funcionando y hemos llegado hasta triplicar la cantidad de integrantes. Las voces masculinas que generalmente son más reticentes a pertenecer a un coro han aparecido y ello abre muchas posibilidades de repertorio. Sin duda cada director imprime su ideal de trabajo e intenta trabajar según criterios específicos. En el caso del Coro Popular hemos logrado tener un repertorio 100% a capella y con arreglos de dificultad media y alta. Logramos hacer muchos encuentros corales y hemos participado de tantos otros. Ojalá en un futuro cercano podamos sumar más coreutas y seguir este camino.

-¿Proyectos a futuro?

Con el Ensamble Vocal Anacrusa se está proyectando un nuevo comienzo, he tenido solicitudes para integrar el ensamble de aproximadamente unas 25 personas en unos pocos días desde que lancé la convocatoria. Estamos en plena etapa de audiciones para terminar de conformar el grupo nuevo. Me da muchas esperanzas de que va a ser un grupo con mucha experiencia previa, solidario y muy abocado a los proyectos musicales que cada temporada se propongan. Además debo agradecer a la Escuela de Canto Coral de Mar del Plata por apoyar esta nueva etapa que será maravillosa.

Debido al contexto sanitario es un año complicado para determinar proyectos como se venía realizando anteriormente pero las ideas surgen y veremos si podrán ser plasmadas en la realidad. Aún no hemos podido continuar, desde marzo del año pasado, los ensayos con el Coro del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de Mar del Plata como así también con el Coro del Club Español de dicha ciudad. Ambas instituciones mantienen cerrada su sede y estamos a la espera del visto bueno para poder recomenzar.

Para finalizar, me cuesta imaginar un futuro sin continuidad o formación del coro infantil y juvenil en nuestro distrito. Dos propuestas que siguen en carpeta y que realmente son necesarias para nuestra comunidad. Espero que en algún momento se pueda retomar como algo serio y que sean grupos y patrimonio cultural estable, abierto y formativo.