
Pablo Grigera, arquitecto
La caída del grupo inversor
Entre octubre y noviembre de 2013, y acusados de estafa, el grupo inversor que tanto había esperanzado a la comunidad de Gral Alvarado, abandonará las obras.
Las mismas quedarán detenidas hasta fin de ese año en que los subcontratistas de las mismas, y principales afectados junto al “propietario” del inmueble, continuarán las tareas apoyados por un nuevo y misterioso inversor.
Pero, ¿Quién aportaba el dinero? ¿Cómo era posible que caído el grupo inversor original uno nuevo invirtiese inmediatamente dinero en la obra?
Como resultado de esta “aventura” el edificio había perdido la totalidad de su contrafrente no habiendo responsable alguno de estos hechos ni de la desaparición de sus elementos componentes, muchos de los cuales habían sido vendidos en corralones de Miramar.
La caída del grupo inversor fue un gran golpe para las esperanzas de la población de Mar del Sud y especialmente para el gobierno municipal que se sintió estafado por el dudoso accionar de la empresa. Por primera vez en años se habían visto avanzar obras en el frente derruido del histórico edificio, lo cual no era poco.
Ni que decir del gobierno municipal que silenció cualquier referencia al tema, pero la aparición de un nuevo inversor que financiaría las obras fue la salida perfecta que le dio al nuevo gobierno la posibilidad de esconder su propia responsabilidad. Es por ello que se obviarán todas las cuestiones legales referidas a permisos de obra dando vía libre a las tareas ahora dirigidas por los subcontratistas de la obra.
Al no estar claro el dominio del bien era imposible dar un permiso de obra definitivo, que se hacía extensivo a la posibilidad de firma de dichos permisos y presentaciones municipales. Esas carencias legales eran extensivas también a los encargados de la empresa que no poseían matriculación alguna en colegios profesionales ni conocimientos suficientes para encarar las tareas.
Para el propietario era un volver a nacer ya que presuroso dio por concluida su relación contractual con el grupo inversor ante el incumplimiento efectuado por lo que tenía el camino allanado para negociar con el nuevo y misterioso inversor. Lo que en décadas había sido imposible en dos meses fue posible: conseguir un inversor que proveyese de dinero para realizar las obras.
Los subcontratistas carecían de conocimientos profesionales sobre como restaurar el edificio. Eran buenos artesanos especializados en la realización de piezas premoldeadas con un currículum que exaltaba esas acciones y que destacaban obras de restauración realizadas inclusive en la Casa de Gobierno.
Lo que no mencionaban era que, en esos casos, su actuación era dirigida por profesionales de la arquitectura que los habían contratado para realizar diversas tareas, entre las que se destacaban la hechura de piezas decorativas, pero no para la dirección de las obras de puesta en valor de un edificio de tamaño valor patrimonial.
La prosecución de las obras
A partir de principios de 2014 se prosiguieron las tareas. Para ello inexplicablemente se desarmó todo el interior del hotel extendiendo el alcance de las obras a la totalidad del edificio. Estas tareas se realizarán sin dirección profesional, ni permiso de obra alguno.
A partir de esta intervención se perderán enorme cantidad de elementos de valor: todos los entrepisos del cuerpo principal materializados en madera, puertas interiores, ventanas de la fachada principal, lucarnas, su portón principal, rejas y demás elementos de incalculable valor patrimonial y que habían prometido preservar.
Al avanzar sobre el resto de la fachada principal se demolieron los balcones, la totalidad de los revoques originales, se destruyeron las molduras y ornamentos decorativos, su cubierta de pizarra, perdiéndose así para siempre estos vestigios del pasado del edificio. ( Fig 5)
El apoyo de la población era unánime. Veían el avance de las obras pero no comprendían el daño que se estaba realizando. Los subcontratistas se habían convertido en las personalidades más respetadas del poblado logrando incluso el apoyo unánime de los principales referentes culturales de General Alvarado.
Con las primeras críticas a la labor profesional de los actuantes algunos empezaron a comprender que se estaba destruyendo al edificio.
El gobierno municipal continuará haciendo la vista gorda a las tareas pero ante el cariz que tomaban las denuncias, que inclusive motivarán una presentación ante la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, solicitará a los actuantes regularizar lo referente a los permisos de obra, hecho que nunca podrán cumplimentar.