Las tenazas de este tiempo

presbitero hugo walter segovia

Al anunciar la realización de la jornada Mundial de los pobres, el presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, monseñor Rino Fisichella decía: “esta quiere ser una llamada a la comunidad cristiana para que escuche que debe transformarse en una acción concreta que afirme en alta voz el rechazo a la indiferencia y a la impasibilidad que atenazan este periodo histórico más que otros”.

Este Consejo, creado en 2010 por Benedicto XVI tiene como cabeza a este arzobispo que es un recocido teólogo italiano y que es el encargado de muchas de estas iniciativas que van jalonando estos años.

Como ocurre con tantas jornadas, en el plano civil como en el religioso, corremos el peligro de reducir lo que celebramos a un día. Pero, también , ellas nos ayudan a renovar nuestros compromisos. Es lo que monseñor Fisichella nos recuerda: “ la Jornada Mundial de los pobres no aliviara todas las heridas que desgarran las vidas de los que están en los márgenes y, sin embargo, deben ser un signo de esperanza y un reto a convertirse en instrumento vivos de misericordia en el tejido capilar de la sociedad, tanto de las comunidades como del encuentro personal”.

Las muchas formas de pobreza
Algo que, con frecuencia, pasamos por alto es lo que el arzobispo nos reitera: “la invitación es a no olvidar que la pobreza social sobre la que esta Jornada quiere llamar la atención es solo una de las muchas formas de pobreza que sufre el hombre moderno” y nos muestra el logotino de esta Jornada: “el pobre al que se tiende simbólicamente la mano representa a toda la humanidad que en la experiencia cotidiana sabe que necesita el abrazo de Dios”.
A lo largo del año la vida de las comunidades celebra muchas jornadas: la de la paz, la de la vida consagrada, la del enfermo, la de los jóvenes, la de las vocaciones, la de las comunicaciones, la de la unidad de los cristianos, la del cuidado de la creación, la misional, la de la trata de las personas, la bíblica, la de la santificación del pueblo cristiano a la cual el papa Francisco ha agregado esta que viene, junto con la del domingo siguiente, a coronar el año litúrgico.

Es que la vida de las comunidades no se reduce a la celebración del día del Señor cada domingo sino que se prolonga en esa presencia en los grandes temas de la multiforme realidad. Todos ellos son como parcelas de una realidad que no puede ser ignorada ni en la oración ni en la acción de las comunidades. Todo ello englobado en aquel lema del primer obispo marplatense tomada de la primera carta del apóstol Pablo a los cristianos de Corinto: “todas las cosas son de ustedes, ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios”. De todas maneras es sugerente lo que monseñor Fisichella nos dice sobre como el obispo de Roma hará de esta mas que rutinaria conmemoración.

No robar el tiempo de Hombre
Encuentro un precioso articulo del padre Rafael Velasco que es miembro del C.I.A.S. (Centro de Investigación y Acción Social) aparecido haces unos días. Parte de un texto de “Adán Buenosayres” la novela de Leopoldo Marechal que, no por casualidad, fue también, en su momento, víctima de la marginación. Un personaje que ha sido explotador de un foguista y un aserrador se confiesa: “lo que más me angustia es haberle robado su tiempo de hombre. Al afirmar que les robe su tiempo de hombre quiero decir su tiempo de cantar, de reir, de contemplar y de saber.. Y aquí viene la gran diablura teologica!. Porque, al robarle todo eso, les he quitado, quizás, el instante único, la sola oportunidad a que tiene derecho hasta el hombre mas ruin: la de mirar sin sobre saltos una flor o un cielo, la de oir sin angustia la risa de sus chicos y el canto de sus mujeres, la de hallar, entonces, que la vida es dura pero hermosa, que por un Dios le fue dada y que ese Dios es bueno”.

Debería reproducirlo todo y hasta me va anticipando material para elegir la frase del año pero me queda espacio para dejar también el final del articulo:”mientras Marcial, Gabino, Elena, Belen y tantos otros siguen peleándole a la vida porque resisten” “la diablura teologica” del viejo avaro de Marechal y que, aunque deban pelearla desde atrás todos los días, la vida es dura pero bella y hay un Dios bueno que lo ama”.