Las desventuras de la cubierta del hotel

Por Pablo Grigera, Arquitecto
(Primera Parte)

Cuando se construyó el hotel, entre mediados de 1889 y fines de 1891, sus proyectistas decidieron realizar su cubierta de pizarra lo cual era habitual en este tipo de edificios. La calidad de la solución empleada daba al hotel un prestigio e imagen que era el fin que buscaban sus realizadores tratando atraer huéspedes al nuevo emprendimiento.
La construcción de la cubierta se realizó a partir de un sistema de cabriadas de madera apoyadas en los muros portantes del cuerpo principal del edificio. Sobre ellas líneas de correas, su cumbrera y perpendiculares a estas cabios sobre los cuales se fijaba un entablonado de madera cuyas tablas estaban separadas entre sí para ventilación de la cubierta.
El entablonado servía como base para la colocación de pizarras, que en el caso del hotel eran de de 50 x 25 cm en sentido horizontal.
La pendiente de la cubierta era el elemento principal para la estanqueidad del sistema tanto como la mano de obra calificada para su realización.
El paso del tiempo y un clima profundamente adverso destruirá primero su crestería, que ya no existía hacia la década del 20’, quedando sólo sus 4 pináculos en los extremos de los faldones de la cubierta. Sus lucarnas serán reemplazadas, por esos tiempos, por nuevas que modificarán su diseño y materialidad.
Sus propietarios eran perfectamente conscientes del valor de la cubierta de la que sacrificarán sus pizarras en el contrafrente y laterales para recomponer las del frente del edificio. Así, serán reemplazadas por plegados de chapa en sus laterales y chapa acanalada en su contrafrente, manteniéndose su frente de pizarra a través del tiempo y el cual sobrevivirá por 123 años.
Su último propietario, inclusive, llegará en la década del 90’ a organizar colectas para la compra de pizarras para su cubierta lo cual denota la importancia dada a estas piezas que hacían a la imagen histórica que del edificio se había tenido desde siempre.
Cuando en 2013 se iniciaron las obras de puesta en valor del edificio, las autoridades municipales a través del Director de Obras Públicas del municipio solicitaron a los responsables del Fideicomiso Marum Suites de Mar “dar cumplimiento a lo establecido en la ordenanza 247/88 que declara como Monumento Histórico Municipal al Hotel Boulevard Atlántico como así también a la ordenanza Nº307/00 denominada Código de Preservación Patrimonial” y “respetar el valor arquitectónico y estilístico original”, entre otros puntos.
El proyecto del Grupo Marum no incluía en esta primera etapa pedido alguno de actuación sobre la cubierta, pero a través del administrador fiduciario del Fideicomiso Marum Suites de Mar se respondía al pedido del gobierno municipal expresando que “todo elemento que sea removido al momento de la restauración, que confiera identidad al edificio será restaurado o replicado preservando su valor histórico, como lo estipula la ordenanza N 307/00”.
A partir de la caída del grupo inversor y la continuidad de las tareas por parte de la empresa subcontratista, todas estas reglamentaciones y pedidos gubernamentales serán abiertamente desoídos y obviados. El impacto de la caída del grupo inversor fue enorme obligando al gobierno municipal a aceptar la continuidad de las obras por parte de gente no capacitada para la tarea y que omitirá todas las ordenanzas existentes; de allí que la idea de restaurar o replicar elementos sea respondida con su demolición y reemplazo.
En mayo de 2014 el responsable de la empresa subcontratista declarará que “el próximo objetivo estará centrado en la reparación total del techo”. Un tiempo después se inicia el desmantelamiento total de la cubierta quitando en primer término las lucarnas que no eran las originales del edificio reemplazadas allá por la década del 30’. Las obras de la cubierta continuarán con el retiro de las pizarras originales, las cuales serán descartadas, según lo que declararon los responsables de su desmantelamiento, debido a su mal estado. Lo cierto es que también se reemplazará todo el entablonado de pinotea de la cubierta por un machihembrado nuevo.
En un primer momento los responsables de las obras se habían comprometido a utilizar pizarras de resina poliéster y techar con ellas el edificio. Esta solución constructiva había sido empleada por la empresa, según declaran en el currículum entregado al municipio, en las obras de la Municipalidad de 9 de Julio, desconociéndose el éxito o fracaso de dicha solución, de la cual se desconocen sus resultados en obras de restauración: “las pizarras las fabricamos en resina poliéster