Ines Raiteri: “Miramar y Mechongue tiene amplia significación en mi vida”

La Fundación Konex ha elegido a las 100 personalidades más destacadas de la última década de las Artes Visuales Argentinas (2012-2021) e Ines Raiteri fue distinguida en la disciplina Arte Textil. EL ARGENTINO dialogo con ella sobre su vinculo con Miramar y Mechongué y su profesión.

¿Qué le genera este reconocimiento tan prestigioso en el país?
El Jurado de selección de este premio está conformado por referentes artísticos de larga trayectoria en nuestro país, por lo tanto, que artistas, críticos, historiadores del arte tomen en consideración mi trabajo genera en mí una gran alegría.

¿Qué recuerdos tiene de Miramar, Mechongué, con respecto a su infancia y si tiene vínculo con su arte o su trabajo en la docencia infantil?
Miramar y Mechongue tiene amplia significación en mi vida hasta la actualidad. Paso todos los veranos desde que era muy pequeña en Mechongue en una quinta familiar. Parte del cuerpo de mi obra se desarrolló allí. El paisaje rural el amor por la tierra y por los animales lo incorporé de mi papá que era productor agropecuario y disfrutaba de ese entorno.

Miramar también ocupa un lugar preponderante en mi vida pues allí vivían las hermanas de mi abuela materna, en la calle 28 entre 21 y 19 donde tenían una mercería. Era un lugar mágico para mí este lugar, con sus grandes vitrinas repletas de botones, hilos, cierres, elásticos. Si cierro los ojos al día de hoy puedo evocar hasta el olor de ese lugar una mezcla de azares que entraban del jardín con las zapatillas pampero o flecha que poblaban los estantes acompañando los elementos para realizar todo lo referido a tejer bordar o coser. Ahí podías encontrar desde repasadores de Molina Campo estampados (serie limitada que Pampero había producido) a canastitas llenas de elementos para manualidades. Recuerdo mucho el lugar donde ellas se sentaban a hacer sus labores personales y se ponían a bordar, tejer y coser. Los bastidores de pie apoyados en repisas donde estaban los monogramas de sus nombres para poner en sus objetos personales. Ellas motivan muchas de mis obras pues son quienes me enseñaron a dar mis primeros pasos en lo que a bordado y tejido se refiere. Mi obra las convoca pues he usado muchas de sus telas y de sus objetos personales para producir una revisión desde mi mirada.

Se desempeña también en la docencia infantil, en comunidades rurales desde hace más de 30 años.

¿Cómo complementa estas dos actividades y qué cambios observas en la educación en estos 30 años?
Mi formación docente especialmente se centró en lo referido a la primera infancia fue mi mamá que fue directora y maestra en la escuela de la Ballenera ahí en la ruta 88 quien me acercó mucho vocacionalmente a la educación rural. Cuando por el 2005 ingresé a trabajar al Registro Nacional de trabajadores Rurales y empleadores RENATRE tuve la oportunidad de contactarme con todo lo referido a la educación Rural en todo el país, considerando las necesidades de este sector en distintos contextos, llevando adelante desde el registro como organismo de la seguridad social la certificación de competencias laborales de los trabajadores rurales, el Plan de alfabetización rural que incorporaba al mundo lecto escrito a los trabajadores y trabajadoras del sector, el trabajo con los ceps en cada provincia, siendo el nexo del Directorio del Registro y con el INTI como así también con el Ministerio de Educación de la Nación y la provincia de Buenos Aires.

Esa experiencia nutrió mucho mi mirada sobre la educación y la necesidad de seguir pensando cómo generar mejores estrategias a la hora de pensar políticas y estrategias educativas inclusivas.

Durante la pandemia ha realizado varias piezas textiles y deriva “Diario de Pandemia”. ¿Qué podés contar de esta obra?
En los días de encierro que produjo la pandemia fue que creé y planifiqué mi muestra Textos Textiles que se llevó adelante en la galería Ungallery Ba. Esta obra específicamente reprodujo muchas imágenes, ideas, pensamientos y sentimientos que iba teniendo diariamente. Quizás una nota o dato a considerar para llevar adelante una obra, también crear con puntos la ilustración de un texto o poesía que estaba leyendo. Lo que necesitaba todo el tiempo es que de alguna manera la obra mostrara la diferencia de cada día transcurrido. Cuando todo estaba absolutamente detenido, o eso era lo que alcanzaba a ver por mi ventana, la obra se erigía ahí como lo diferente. La obra mostraba en color ese universo que estaba siendo modificado. Día con día como todos tuvimos que hacer.