Escuchar y Comprender

Como todos los años, al comenzar el tiempo de Cuaresma, el papa Francisco y los miembros de la Curia Romana participan de una semana de Ejercicios espirituales. Los hacen ahora en la Casa Divino Maestro Ariccia, una localidad cercana a Roma, lo cual les facilita un espacio de silencio y concentración, distante del lugar donde desarrollan sus tareas.
Este año el predicador fue el abad de San Miniato en el monte de Florencia, el benedictino Bernardo Francesco Gianni.

Al terminar el retiro, el papa agradeció al Predicador y le hizo notar que había logrado un clima conciliar por el énfasis que había puesto, sobre todo, en los textos de la constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo. También se refirió al lugar que, a lo largo del retiro, dio a su ciudad, Florencia que no solo es sinónimo de arte sino también expresión de una Iglesia muy presente en los grandes problemas, como lo fue en tiempos de la guerra la figura del cardenal Dalla Costa, distinguido por los judíos como “justo entre las naciones” así como numerosas experiencias en lo que hace al protagonismo de los pobres

La ciudad que soñó La Pira
Una de las pláticas del Padre Gianni estuvo dedicada a la figura de Giorgio La Pira. Muy oportuna la referencia a quien ha sido llamado “el alcalde santo” y cuya causa de beatificación avanza.
Lo fue durante 15 años después de haber sido uno de los gestores que dieron vida democrática a la Italia del pos fascismo pero trascendió los límites nacionales como la paz en Vietnam adonde viajó en 1969 aunque ya había ido a Moscú con el objetivó de promover la paz entre Oriente y Occidente además de haber organizado los congresos por la paz y la civilización cristiana así como los encuentros mediterráneos para la reconciliación de las religiones de la familia de Abraham.

Escribía sobre ello al papa Pablo VI: “el único problema de hoy es unificar al mundo haciendo puentes por todas partes y derribando muros. Esta unificación casi no tiene sentido si no pasa, en cierta manera, por Pedro. Es decir si esa unificación jurídica y política no va acompañada de una unificación profunda entre la Iglesia y los estados”.
Fallecido en 1977 su muerte fue la expresión de su grandeza ya que unió a hombres de todos los credos, partidos e ideología

También en Mar Del Plata
En los mismos días tuvo lugar en Mar del Plata un hecho de singular importancia. El obispo invitó a una jornada de reflexión en la casa de Ejercicios San Francisco y Santa Clara a políticos, sindicalistas y dirigentes sociales de todos los partidos. Siendo 2019 año de elecciones nacionales la invitación adquirió particular resonancia. Partiendo de un texto bíblico sumamente sugestivo como el tomado del primer libro de los Reyes, capitulo 3, versículos 7 a 10 (salomón pide a Dios que le dé un corazón bien dispuesto para gobernar debidamente a su pueblo y saber discernir lo bueno de lo malo) cincuenta dirigentes escucharon las palabras de monseñor Mestre que, así como es consciente de la primacía de la palabra predicando en las distintas zonas de la diócesis retiros espirituales, también lo es de que esa Palabra ilumina todas las realidades no en forma abstracta sino penetrando en el sentido profundo de la historia.

“Escuchar y comprender” así como lo había hecho a comienzos del año frente al conflicto municipal, el obispó nos hacia acordar de palabras que ya hemos utilizado pero que nos resulta gozoso poder reiterar, más todavía si provienen de una figura de las dimensiones del cardenal Martini: “hace falta reconocer el bien profundo que está en el corazón de tanta gente, hace falta reconocer la acción del Espíritu en cada ángulo de la ciudad y en cada rostro anónimo que encontramos. Hay que aprender a leer la ciudad con ojos caritativos, pacientes, misericordiosos, propositivo y cordiales”.
La jornada del 16 de marzo, seguramente la sorpresa de muchos de los participantes, marca un hecho que trasciende la coyuntura y muestra una Iglesia que escucha y comprende.