El Hotel Boulevard Atlántico en la voz de las autoridades de Gral. Alvarado

Pablo Grigera, Arquitecto
(Última Parte)

Palabras finales
A estas alturas luego de más de 6 años de iniciado el desguace del hotel y a más de 5 de comenzadas las obras, el panorama es incierto. El gobierno municipal lucha por sostener las obras dando enormes facilidades a un inversor en el que no han encontrado una contrapartida efectiva.
La publicidad de lo sucedido con el hotel ha traspasado los límites de Gral Alvarado sumiendo al municipio en el mayor de los descréditos, no entendiéndose la nula respuesta de este ante esta situación. Libros, artículos periodísticos nacionales, locales y del exterior, ponencias en congresos profesionales, reportajes en audiciones radiales, televisivas, etc; todos se han hecho eco de la tragedia del Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud, salvo el gobierno municipal que simula no sentirse afectado por lo sucedido.
El pedido efectivo de dimisión a los distintos directores de obras a través del tiempo es una prueba fehaciente que el hotel importa y dichos funcionarios han sido el fusible de los verdaderos responsables de este oprobio. Pasado ya casi más de un período y medio de gobierno resulta sorprendente la poca efectividad demostrada en resolver la situación.
¿Qué compromisos frenan la toma de decisiones concretas en relación a las obras?
¿Por qué no se ha llamado a instituciones públicas o privadas relacionadas con la preservación del patrimonio que pudieran ayudar a encauzar la solución a los problemas del hotel?
¿Porque no se aplican las leyes vigentes y se realizan acciones punitivas contra los responsables de esta tragedia?
Con la última clausura pareciera que el gobierno se ha puesto firme frente a su “propietario” que bajo la promesa de inversiones juega con las desesperadas esperanzas gubernamentales de ver intervenido al edificio. Se les acorta el tiempo, y en un juego perverso de promesas e incumplimientos todos pierden con la situación, empezando por el edificio al que debieron cuidar y preservar.
A estas alturas las cartas ya están echadas y luego de tanto tiempo transcurrido, y tan pocos resultados, resultan incomprensibles las afirmaciones del Director de Cultura quien en relación a las obras manifestara:
“Va a dejar la fachada lo más parecido a lo que era…” Reportaje al Director de Cultura Martin Vera. Programa radial Todo Cambia. Dolores Portero. Radio Zona. Miramar. 30/10/17.
¿Por qué esa claudicación?
¿Porque no obligar a sus responsables a hacer la fachada como debieran ser y no una recreación que sólo busca esconder los errores cometidos y el fracaso de una gestión?
De allí que estas afirmaciones sólo busquen salvar el pellejo de sus responsables y inducir a pensar que es imposible hacerla con corrección, restaurando sus piezas componentes y no reemplazándolas por burdas copias. El tamaño del destrozo sufrido por el edificio es enorme y las responsabilidades demasiado evidentes.
Las fachadas laterales aún se encuentran intactas por lo que copiar sus líneas, restaurar sus revoques y molduras puede ser posible. Hay enorme documentación gráfica que ayudaría también a realizar un buen trabajo profesional sobre la fachada principal que debió ser la imagen central del mayor bien patrimonial del municipio.
Existen profesionales calificados en el distrito y en sus cercanías e instituciones capacitadas para realizar esta tarea. ¿Por qué no intentarlo?, ¿Por qué no obligar a su propietario a que realice un buen trabajo? Existen antecedentes recientes con la rotura de la cisterna de una vieja casona de Rosas en San Telmo[5] en la cual el dueño de la empresa constructora causante del daño “aceptó en un juicio abreviado una condena de dos años de prisión en suspenso y se hará cargo de reparar lo que se puede de las estructuras halladas y armar un museo en el lugar” [6]
Para ello es necesario que la justicia funcione, que el municipio no se haga el distraído con el control de las obras del hotel ni tenga miedo que el inversor “ponga su dinero en otro lado”. Por avalar su actuación ya hemos visto los resultados.
Se necesita gente que ame el hotel y que el posible negocio que este pueda generar sea una consecuencia de eso. De nada sirve un inversor que destruya, que tenga tan poca sensibilidad por su pasado y es necesario que comprenda que el edificio es el emblema máximo de una comunidad, de todo un partido, y un bien de enorme valor patrimonial, no un medio más para sus apetencias egocéntrico-económicas cuyos tentáculos han avanzado inclusive a otros sectores de Mar del Sud.
Esperemos finalmente que las autoridades correspondientes, o las que las sucedan, encaucen este problema que, a más de 6 años de iniciado, aún no ha encontrado una solución.