Nuevamente el presupuesto del Municipio del año 2018 está en la picota. Y también las autoridades municipales y los concejales que representan al pueblo del Distrito. Es que otra vez las localidades están totalmente ausentes en la consideración presupuestaria. ¿Qué significa esto? Que salvo el dinero previsto para pagar sueldos, combustible, la luz y el gas y algunos insumos, no se ha previsto ninguna obra que marque la voluntad política de que estas ciudades progresen.
No hay ni para Otamendi, ni para Mechongué, ni para Mar del Sur previsiones que permitan realizar alguna obra nueva, incorporar pavimento, realizar el agua corriente para Mar del Sur o el puente destruido hasta la fecha, viviendas sociales, lugares de acogimiento para personas mayores, inversión en salud pública, etc. Han pasado muchos años de gestión y nuevamente las localidades quedan en el olvido.
Mucho más en el olvido si hablamos de caminos rurales, ya que no se prevé compra de ninguna motoniveladora para destinarla exclusivamente a los mismos. Es decir que las localidades tendrán que utilizar las maquinarias viejas, que están rotas durante meses y meses porque no hay dinero para comprar repuesto o no les entregan combustible por falta de pago. Más desatención, más olvido.
Alguna legislación de emergencia es necesaria, algún refuerzo presupuestario resulta imprescindible, ya que el deterioro de la infraestructura se va incrementando y los Delegados continuar siendo figuras decorativas, que no pueden reparar pozos o brindar las mínimas respuesta a sus vecinos.
Por ello reiteramos, lo que venimos diciendo hace tiempo. La localidad de General Alvarado merece un tratamiento acorde a su importancia y a su jerarquía. Nunca han estado tan dejadas de lado. Una buena política de Estado exige bregar y luchar por su progreso y por su bienestar.
Be the first to comment