
Existen varias denuncias por el cual vecinos apuntan ver como camiones atmosféricos pertenecientes a nuestra localidad y la ciudad de Mar del Plata, estarían vaciando líquidos cloacales y residuos industriales sin ningún tipo de tratamiento.
Cabe informar que la mayoría de los tanques atmosféricos tienen una capacidad de transporte de 12 mil litros, estas aguas residuales, antes de ser vertidas en las masas receptoras deben recibir un tratamiento adecuado, capaz de modificar sus condiciones físicas, químicas y microbiológicas, para evitar que la disminución de la calidad del agua de mar no produzca el deterioro de los lugares de recreo, algo absolutamente de vital importancia.
La primera prioridad que demanda una comunidad es el suministro del agua, con calidad adecuada y cantidad suficiente. Ya logrado este objetivo, surge otro no menos importante que consiste en la adecuada eliminación de las aguas ya utilizadas que se convierten en potenciales vehículos de muchas enfermedades y trastorno del medioambiente.
Dicho esto pareciera que esta situación no sería preferencial en la políticas de gestión llevados a cabo durante estos últimos 18 años, aún más cuando se tiene un municipio que es cómplice muchas veces, autor de los crímenes ambientales, donde hace muy difícil mejorar la situación, más allá de las denuncias que podamos hacer.
Están aún pendientes las tareas de avanzar en la superación de problemas vinculados con la higiene del hogar, del entorno urbano y rural, de las cuencas de los arroyos; mejorar la recolección y disposición final de los desechos sólidos, drenaje pluvial, dar tratamiento adecuado a las aguas residuales para la remoción de patógenos humanos y disponer de una planta de tratamiento cloacal que funcione al cien por ciento.
Ya en el año 2012 y durante años sucesivos concejales de la oposición solicitaron diferentes sesiones extraordinarias pidiendo que el ejecutivo responda a las deficiencias constatadas en las celdas de infiltración de la planta de efluentes cloacales, la única respuesta fue algunos errores reconocidos desde el municipio en cuanto al drenaje del suelo que imposibilitaron la absorción del líquido tratado que se planificó en un primer momento.
Cabe recordar que la planta de efluentes cloacales se inauguró en el 2.010 durante la gestión de Patricio Hogán con un costo de $ 43.000.000 (CUARENTA Y TRES MILLONES DE PESOS) que la empresa COARCO recibió de Nación. En el proyecto también estuvieron involucrados ENHOSA (Ente Nacional de Obras Hídricas) y el Municipio de General Alvarado.
Es decir, desde sus comienzos hubo problemas en su desempeño al no funcionar las piletas de infiltración, ante esta situación se instaló una tubería de 1.500 mts. Allí desembocan diariamente en un cañadón que se adentra dentro del Vivero Florentino Ameghino, dichas aguas residuales donde hacen su recorrido en forma de arroyo hasta confluir sus aguas servidas en cercanías al conocido Médano Blanco, desembocando finalmente en el mar; representando un verdadero foco de contaminación dado que contienen alimañas muertas y gases nauseabundos, entre otros contaminantes.
La situación es muy preocupante. Un contexto de graves y continuados impactos ambientales exigiría que las autoridades rindieran cuenta de la situación en forma permanente. Otra de las tareas dentro de la emergencia sanitaria es el monitoreo que debe realizar la Municipalidad en la zona por posibles enfermedades que podrían estar asociadas a esta contaminación, como gastroenteritis, dermatitis, conjuntivitis, irritación de piel y ojos y afecciones respiratorias.
Mientras tanto las autoridades municipales deciden negar lo que sucede. Nadie dice nada. Obras Sanitarias y Obras Públicas tiene la política de llamarse a silencio. Algo huele mal en la ciudad.