
Es común ver sobre la avenida 9 caballos que van y que vienen, con el peligro que ello significa. También por la calle 37 y en forma permanente por los distintos barrios de la ciudad. Animales que deambulan con tranquilidad por las calles interrumpiendo el tránsito y creando situaciones de peligro. Por supuesto que sin ningún control por parte de la Dirección de Inspección y Transito. Pareciera que no los vieran o que no tuvieran interés en darle tranquilidad a los vecinos. No cumplen con sus obligaciones y por ello la ciudad está inundada de caballos sueltos. Hasta que ocurra una desgracia “no van a hacer nada”, decía una vecina indignada de la calle 33, cuando varios equinos cortaban la calle y subían a los pastizales de un terreno. La foto ilustra ese momento. Hoy todo es un desorden, empezando por los caballos sueltos.