“Albergar las diferencias”

Presbitero - Hugo Walter Segovia

No sabemos, acostumbrados como estamos, si no nos tiene reservada alguna sorpresa, si el viaje a los Países bálticos será el último del año que ha sido casi totalmente dedicado a Europa con la excepción del que, en enero, lo llevo a Chile y a Perú. Además, llama la atención la escasa importancia que se ha brindado a este viaje lo que confirma que solo en la media que se trate de países relevantes la información se prodiga en abundancia o que haya de por medio algún escándalo en desmedro de lo humilde y lo cotidiano.

En este caso, se tratar de tres países en los cuales solo en uno viven mayoría de católicos, Lituania (3millones de habitantes con un 80º de católicos) mientras que en letonia encontramos 2 millones, en su mayoría luteranos y un 20º de católicos y en Estonia para 1 millón y medio de habitantes, apenas un 1,50º son católicos para una mayoría de ortodoxos.

En el mensaje que les dirigió antes del viaje Francisco les decía: “aun yendo como pastor de la Iglesia Católica quisiera abrazar a todos y ofrecerles un mensaje de paz, buena voluntad y esperanza para el futuro” sin omitir el deseo de “honrar a quienes sufrieron para hacer posible la libertad del presente”.

Otras periferias
Coincide el viaje con el centenario de la independencia de esos países que, no obstante ello, vivieron cruciales momentos que oscurecieron esa independencia. También se cumplían 25 años del viaje que hizo en 1993 Juan Pablo II que, por su proximidad de ellos con su Polonia natal, conocía a fondo esas periferias. Eran los tiempos de su llamado “sueño europeísta” que había lanzado en Santiago de Compostela: aquel “Europa unida del Atlántico a los Urales” al que, después, agrego “y del Mediterráneo al Mar del Norte”. Ante la imposibilidad de detallar cada paso de esta gira, nos limitaremos a destacar las 100 mil personas de la misa en Vilma donde Francisco, además, recordó los 75 años del desalojo de uno de los guetos de la ciudad y de los 200 mil que fueron martirizados (entre ellos antepasados del primer ministro israelí Ehud Barak y del escritor Amomos Oz). En Riga se dio un importante encuentro ecuménico y con el lema “aria, muéstranos a Jesús” honro a la Virgen que enseña a los cristianos “donde y como deben estar”.

En Estonia, “pequeña pero fecunda comunidad” dirigió un bello mensaje, sobre todo a los jóvenes (“no mirados por jueces implacables ni por padres sobre De los discursos del papa solo nos queda un llamado, útil también para nosotros: “tengan el coraje de no acostumbrarse a las modas, a los escolaganes simplicidades y a todo intento de reducir y quitar la dignidad de cualquier persona”.

China con los Chinos (III)
El 1º de marzo y el 12 de abril hablamos de la situación de la Iglesia en China. Hoy podemos alegrarnos porque el 22 de septiembre se dio a conocer el acuerdo al que se pudo llegar recorriendo complejos caminos. ¿Cómo no festejar lo que el Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, decía al respecto: “todos los obispos de China estarán ahora en comunión con el Padre Santo”? Costó mucho más tiempo que al papa Pio VII en su polémico acuerdo con Napoleón a principios del siglo XIX. Casi 70 años ha costado llegar a este acuerdo que, aun no definitivo, marca un paso muy ansiado por la Iglesia. Así lo ha dicho ahora: “que el acuerdo fomente un proceso de diálogo, institucionalmente fructífero y contribuya positivamente a la vida de la Iglesia en China, al bien del pueblo chino y a la paz en el mundo”.

Pensábamos cuantas veces la gente nos pregunta cómo se hace para elegir un obispo y, por otro, como, a través de esta experiencia y sin omitir los riesgos y las dificultades que supone, encontramos también nuevos cominos que, en definitiva, son los que primaban en muchos tiempos de una Iglesia bimilenaria. Esa la que nuestro obispo de Santiago del Estero decía al conmemorar los 20 años de la dudosa muerte de monseñor Gerardo Sueldo: “soñaba con una Iglesia que madure, que sea pueblo de Dios, que no sea el obispo solamente sino acompañado por los sacerdote, los consagrados y también el pueblo”. O como dice la oración por nuestro Sínodo diocesano: “ven, Espíritu Santo, danos tu audacia para responder con fidelidad en esta hora de la historia”

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*