Un «Nosotros» cada vez más grande

Padre Hugo Segovia
Por Padre Hugo Segovia.

PADRE HUGO SEGOVIA

La importancia que el Papa Francisco le da al problema de los migrantes y refugiados podemos deducirla del hecho de que se ha reservado la Secretaría del Organismo vaticano dedicado a ello estando el cardenal Michael Czerny como subsecretario.

No ha disimulado esa atención en su reciente viaje a Hungría y Eslovaquia donde tuvo que hacer frente a gobiernos no identificados con su decidida postura.

El 26 de setiembre se llevó a cabo las 107a. Jornada Mundial dedicada al tema.
En otro de los documentos del inagotable magisterio del Papa nos encontramos con la profundidad teológica y social unida a su singular belleza literaria.

Comienza el mensaje recordando que en la encíclica “Fratelli tutti” afirma que, “pasada la crisis sanitaria la peor reacción sería la de caer aún más en una fiebre consumista y en nuevas formas de egoísta auto preservación. Ojalá que al final no estén “los otros” sino solo un “nosotros” y da pie para indicar un horizonte claro para el camino común en este mundo: “hacia un “nosotros” cada vez más grande”.

Después de hacer revista a lo que llama “la historia del nosotros en la Biblia” nos dice que en los momentos de mayor crisis ese “nosotros” querido por Dios y fragmentado, herido y desfigurado da la ocasión de que esta Jornada nos permite hacer “un doble llamamiento a caminar juntos hacia un “nosotros” cada vez más grande”.

UN FUTURO LLENO DE COLOR

Llamado a los católicos porque “la catolicidad, su universalidad es una realidad que pide ser acogida y vivida en cada época según la voluntad y la gracia del Señor que nos prometió que estará con nosotros hasta el fin de los tiempos”.

Ello obliga a “que la Iglesia es siempre más inclusiva siguiendo la misión que Jesucristo encomendó a los apóstoles de ir y anunciar que ha llegado el reino de los cielos para curar a quien está herido y buscar al que está perdido sin prejuicios ni miedos, sin proselitismo pero dispuesta a ensanchar el espacio de su tienda para acoger a todos”.

Pero el llamado es también para todos los hombres y mujeres a caminar juntos hacia un “nosotros” cada vez más grande y recomponer a la familia humana para construir juntos un mundo de justicia y paz asegurando que nadie quede excluido”.

“Un futuro lleno de color enriquecido por la diversidad y las relaciones interculturales”.
Significativa es la mención que hace del texto de los Hechos de los Apóstoles cuando narra que en Pentecostés “había en Jerusalén partos, medos y elamitas, habitantes de la Mesopotamia, Judes, Capadocia y el Ponto, hombres venidos de Asia, Frigia, Panfilia y Egipto y de la parte de Libia que limita con Cirene, forasteros romanos, judíos y hombres no judíos, cretenses y árabes”.

Allí “todos los puebles celebrando la bondad de Dios”… “para alcanzar este ideal debemos esforzarnos para derribar los muros que nos separan y construir puentes que favorezcan la cultura del encuentro, conscientes de la íntima interconexión que existe entre nosotros”.

COMO UNA SOLA HUMANIDAD

Para lograr esto el Papa, partiendo de la parábola de San Lucas (19,12-13) donde se nos dice que el Señor nos pedirá cuentas de nuestras acciones”.

“Tenemos que constituirnos en un “nosotros” cada vez más grande y más responsable con la firma convicción de que el bien que hagamos al mundo lo hacemos a las generaciones presentes y futuras”.

Entre nosotros habitan muchos hombres y mujeres de los países vecinos y no tan vecinos y no podemos decir que los recibimos con el espíritu que nos marca este mensaje. Incluso, podemos reconocer muchas marginaciones que reducen a esos hermanos a vivir segregados cuando no rechazados.

Nos llamaba la atención lo que el obispo de Río Gallegos, en la Patagonia, decía de esas comunidades que llegaban hasta la lejana Patagonia en busca de paz, trabajo y hogar.

El Papa termina su mensaje con una precioso oración: “Padre santo y amado, bendice cada gesto de acogida y asistencia que sitúa nuevamente a quien está en el exilio en el “nosotros” de la comunidad y de la Iglesia para que nuestra tierra pueda ser, tal como la creaste, la casa común de toso los hermanos y hermanas”.