Para servir y dar la vida

Padre Hugo Segovia
Por Padre Hugo Segovia.

“Para anunciar a Jesucristo”. Así se titulaba la exhortación post sinodal de la diócesis de Viedma que su obispo publicaba en la Pascua de 1985.

“Es necesario, decía, evangelizar al hombre rionegrino a partir de su realidad iluminada por la verdad sobre Jesucristo, la Iglesia y el hombre desde los pobres a todos formados comunidades integradas en parroquias, signos vivientes de comunión y participación en la Iglesia particular rionegrina, familia de Dios, cuya misión es construir fraternalmente la nueva civilización del amor, anunciando y anticipando así el reino definitivo de Dios”.

El obispo era monseñor Miguel Esteban Hesayne que, a punto de cumplir 97 años, partía el 1 de diciembre. Trazar la semblanza de este obispo no es solo recordar que nació en Azul el 26 de diciembre de 1922, fue ordenado sacerdote el 12 de diciembre de 1948, fue vicario y párroco en diversas comunidades de su diócesis, fue fundador del Instituto Cristifero, importante experiencia que dio vigencia a los Institutos seculares, fue alumno en Lille y Paris de reconocidos teólogos y, finalmente, en 1975 fue nombrado obispo de Viedma que gobernó durante 20 años residiendo desde entonces en Azul hasta sus últimos días.

Pero, como decía otro entrañable obispo de nuestro tiempo, monseñor Alberto Inhiesta que fue auxiliar de Madrid refiriéndose a otro obispo: “no necesita elogios sino nuestra comprensión o, mejor, somos nosotros los que necesitamos comprender su pasión, su amor y su dolor por Cristo y por su pueblo en el que Cristo revive su calvario, camina con nosotros hacia Emaús y entra, se sienta, nos habla y parte el pan”.

Volver a las fuentes
Monseñor Hesayne confiesa en “Diálogos en Azul” (cfr. Columna del 26 de enero de 2017) que los obispos de hoy tenemos que reubicar al episcopado en todos los órdenes, temas y nivel para vivir actualmente la voz profética de Juan XXIII que dijo que, para reformar a la Iglesia y hacerla de hoy, es necesario volver a las fuentes”.

Citaba su carta pastoral, fruto de un trabajo que había comenzado cinco años antes, el primer sínodo de la Iglesia rionegrina. Pero cuando Monseñor Manuel Marengo (junto a Monseñor Pironio y Monseñor Alemán) lo ordeno en 1975 le marcaba que su misión en la Patagonia era promover e interpretar el Concilio.

Precisamente el 8 de diciembre de ese año se publicaba “Evangelio nuntiandi” corona del Sínodo sobre evangelización. Así, una de las preocupaciones del nuevo obispo fue vivir esa cercanía y se jugó, para lograrla, por la creación de otras dos diócesis de Alto Valle y Bariloche.

Monseñor Inhiesta, siendo un obispo europeo, decía también que “la luz nueva que alumbra a la Iglesia proviene de una América latina virgen, fuerte, mártir, evangelizada hasta ayer y ahora evangelizadora de las grandes cátedras y las antiguas catedrales europeas”.

Es aquí donde la figura de monseñor Hesayne adquiere un singular protagonismo: elegido a pocos meses del Proceso de reorganización nacional él asumió no como un francotirador sino, y muchas veces como Juan en el desierto, como el obispo que interpreta la historia a la luz del Evangelio.

Él, como Angelelli y como Romero y otros numerosos testigos, configuro el panorama de una Iglesia que sirve y da la vida, justamente lo que Hesayne había elegido como lema de su episcopado. No resulta demasiado exagerado pensar que esa Iglesia con rostro latinoamericano, iba a dar un papa que también sirve y da la vida.

Lo mismo que ayer
Un elocuente recuerdo de los años 80 nos llego, con motivo de su fallecimiento, porque Daniel Valinotti, un querido amigo de la comunidad católica, publico algo que involucra a nuestro obispo que en aquellos años era un joven universitario.

En una visita a Mar del Plata, monseñor Hesayne se reunió con un grupo de jóvenes. Fuimos invitados al Padre Alejandro Martínez, actual párroco de Nuestra Señora de Lourdes, en Necochea y yo, entonces párroco de Miramar. Daniel lo recuerda y nos asocia al obispo, entonces de Viedma, cuya huella ha sido muy profunda y ahora podemos pedir su intercesión para que nos ayude a servir y a dar la vida como él.