
Nicolás Gallegos (44) es miramarense y uno de los principales referentes del surf adaptado. Las palabras transformación y perseverancia lo definen. A los 19 años sufrió un accidente que cambió su vida para siempre: durante una estadía en Buenos Aires cayó de un octavo piso y al despertar en el hospital, después de 20 días, le comunicaron que la caída le había quebrado dos vértebras, provocando una lesión medular.
“Nico” quedó parapléjico y comenzó a rearmar su vida. Pasó por años de rehabilitación. Trabajó como empleado bancario y corrió en autos de carrera, pero a los 35 años descubrió su pasión y lo que elije para su día a día: el surf. Con trabajo, sacrificio y el apoyo de su familia y amigos, el miramarense se convirtió en uno de los principales representantes argentinos en el mar.
Es el actual campeón del mundo de surf adaptado (2022), busca repetir la hazaña este año y lograr su objetivo máximo: ganar el Abierto de EE UU y llegar a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
– ¿Cuál fue tu primer acercamiento al surf?
Antes del accidente sólo había practicado algunas veces con body, como cualquier miramarense que está en la playa para jugar. Mis deportes anteriores eran todos de tracción; con caballos, con autos, motos, nada que ver al actual. Nunca me había deslizado. Mi camino en el surf inició después del accidente.
-Hace poquito tiempo afirmabas en una entrevista para ESPN, que practicando surf habías avanzado mucho más que después de dos años de rehabilitación…
Sí, porque este deporte te atrapa y te lleva a superarte todo el tiempo. Este deporte te da muchas cosas gratificantes y para llegar a eso el camino es hasta frustrante para personas convencionales que están aprendiendo, imagínate para una persona con una discapacidad.
Mi primer desafío fue que cuando mis amigos me ataron en una tabla y me empezaron a tirar y me gustó. Era siempre con ellos. Necesitaba ayuda siempre. Después empecé a viajar para surfear y mis amigos se perdían surfear por asistirme a mí y ahí dije: “algo está mal acá, yo lo tengo que hacer solo”. Ahí empezó el desafío de cómo poder llegar a la playa solo, como pasar la rompiente sólo, etc.
Fui aprendiendo a leer mejor el mar para no “pagar” tanto. Los adaptados siempre “pagamos”. “Pagar” quiere decir que le mar te revuelca, que te llevó la corriente o que te pasó alguna cosa extraña. El gasto de energía que tengo para llegar al agua es grande: yo voy con mi silla y llego hasta donde llego, después me arrastro con la tabla. Esto se convirtió en algo que hago todos los días y ya no necesito que alguien me ayude.

– ¿Qué tipo de preparación física tenés para afrontar todo ese trayecto para llegar al mar, además de surfear?
Hago mucho PSP (Posturas Secuenciales Propioceptivas) que es un método que desarrolló mi kinesiólogo y es para todo el mundo, no para personas con discapacidad. Todos podemos hacer esos ejercicios porque son posturales más que nada. Su objetivo es no tener lesiones, fortalecer la estructura ósea y evitar problemas que puedan llevarte a lesiones.
Soy muy activos, estoy todo el tiempo haciendo cosas. Pero, lo principal para mi es estar en el agua. Eso es lo que me da esta calidad de vida y además ser competitivo. Yo me pongo metas de superar horas de agua en el año.
Muchas veces quedaba en quinta posición y era el primero que quedaba afuera de las finales. Después, empecé a meterme en las finales y no las podía ganar, por eso sabía que necesitaba un plus más. Soy, quizás, el más roto de mi categoría, soy el que menos habilidades físicas tiene. Ya soy de los más grandes en edad, también, entonces era como decir: “¿cómo les gano? y el único secreto era estar en el agua. Hace dos años metí 200 horas de agua, el año pasado 300 años y ahí salí a ganar todo. El mar me da la lectura, me da el timinig. Arrastrarme me da mucha fuerza.
– ¿Recibís algún apoyo municipal, provincial o de nación?
De la Municipalidad lo que más destaco es el reconocimiento. Porque en Argentina como que no se nos toma muy enserio a los deportistas adaptados. El sacrificio es el doble y yo compito con los mejores del mundo todo el año, no me quedo en Sudamérica que no pasa nada. Voy a los lugares donde están los mejores del mundo y ahí me mido.
En Argentina sólo el hecho de tener una discapacidad acredita que podés hacer el deporte adaptado no importa si sos talentoso o no. Eso y que no se reconoce es extraño, por eso estoy mucho tiempo afuera.
– En Miramar, tu ciudad… ¿cómo lo ves? ¿Sentís el cariño de la gente o lo ves de igual forma que en el resto del país?

Mi ciudad es especial. Miramar es hermoso, es mi lugar en el mundo. Tengo a mis amigos y el reconocimiento. Todo esto que decía es generalizado.
Un ejemplo simple: en Latinoamérica te cruzas un discapacitado y te miran como un pobrecito y aquí en EEUU hay muchos discapacitados por situaciones de guerra, entonces todas las ciudades están hechas para que tengas acceso a todo, por eso yo me quedo acá. Puedo ir a playas increíbles y tengo acceso, baños, parking, tengo todo.
Acá te tratan con respeto y como una persona igual. A veces demás porque creen que sos un ex soldado. Es eso lo que tenemos que cambiar en Latinoamérica, la visión de las personas con discapacidad.
– ¿Cómo fue reinventarte a los 35 años? ¿Qué le trasmitirías a las personas que buscan un cambio?
Te tienen que pasar cosas para que puedas lograr eso. En mi caso el cachetazo fue muy grande. En primer lugar, traté de hacer vida normal como todo el mundo y llegó un momento que por mi calidad de vida que tuve que parar. En el momento de dejar de trabajar estaba corriendo en auto y surfeando a nivel mundial junto. Llegó un momento que mi cuerpo me dijo que pare.
Dije que quiero hacer: “¿tener dinero y no tener tiempo o no tener dinero y tener tiempo?”. El tiempo no se puede comprar así que esa fue la decisión. Desde este momento me decido de lleno al surf.
– ¿Cómo podrías definir lo que significa para vos el surf en tu vida?
Lo que te responde cualquier surfista es que es un estilo de vida, y efectivamente es así. Pero, lo más importante para mí es encontrarme con mis amigos. En todos estos años hice amigos de todas partes del mundo. Dónde voy me abren las puertas.
Me suelen decir: “¿cómo haces para viajar sin dinero?” … es que llego, me van a buscar y me llevan a sus casas. Yo estoy actualmente en la casa de un amigo británico. Acá llegamos a ver por el Abierto de EE UU en septiembre a personas de 10/12 países con distintas discapacidades. Lo que más disfruto de este deporte es mi comunidad. Mi comunidad es la que me hizo campeón del mundo, porque hasta me pagaron los pasajes para que pueda llegar a los torneos.
Me siento un privilegiado de la comunidad. Compito para encontrarme con mis amigos, quiero llegar y encontrarme con todos ellos. En el país que estemos siempre mi habitación es el centro de reunión de todos.
-Más allá de la importancia de cada título que obtuviste… ¿cuál considerás tu mayor logro?
-Hay uno que me falta… quiero ganar el Abierto de EE UU competí tres años y obtuve dos segundos puestos y un tercero. Es el torneo más importante de nuestro deporte. Es la última parada del tour.
El año pasado quedé tercero, y me sobraron puntos para ganar el tour mundial, pero no me quiero retirar sin ganar ese torneo.
La respuesta lógica sería decir “cuando salí campeón del mundo”, pero no. Mi cuenta pendiente es ganar el Abierto de EE UU. Yo ya había echo las cuentas y por eso no me movilizó tanto. Quizás sólo en un momento cuando volvía del torneo y se me vino mi viejo a la cabeza y agradecí mucho.
– ¿Tenés el apoyo de tu familia?
Sí por suerte de todos. Lo que más disfruté fue que mis sobrinos digan: “mi tío es campeón del mundo”, eso fue lo más grande.
– ¿Cómo ves la actualidad del surf adaptado en Miramar?
Se está trabajando mucho por hacer las playas accesibles que eso es un punto a favor y va a hacer que más gente se arrime al mar y pueda surfea. Yo llevo a muchos amigos de otros deportes a enseñarles a surfear. Deseo que haya muchos más surfistas adaptados.
En Argentina se trabaja con clínicas, pero es terapéutico, todavía no es de alto rendimiento. Está bárbaro y esas clínicas pueden captar nuevos talentos. Pero, falta mucho aún.
– ¿Crees que podés inspirar a chicos para que arranquen el deporte gracias a tus logros?
Creo que sí, pero es muy difícil. Yo creo que me llevo 3 o 4 años para decir ahora si soy surfista, leo bien, remo bien y puedo hacer todo sólo. La mayoría rebotan en el primer tiempo porque cuando hay que encarar sólo es muy difícil.
A los nuevos deportistas tendrían que pegarle cómo me pegó a mi el desafío, por qué quizás las personas ponen el foco en otras cosas. Yo dejé todo por el deporte. Mi auto de carrera lo vendí para financiarme mi carrera como surfista. Es decir, deje todo para ser surfista.
– ¿Con respecto a los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles, hay alguna novedad de la inclusión del surf?
Aún no y si no sucede aquí en EE UU, dónde está la industria del surf mundial y los mejores escenarios es muy difícil que se dé. Si no sucede, creo que no va a suceder nunca. Es el momento y el lugar.
– ¿Cuáles son tus próximos pasos?
Ahora una fundación me invitó a Colorado a andar en autos de carrera. Vuelvo y me voy a entrenar a Hawái hasta septiembre. Mi idea es entrenarme para ganar en EE UU si me da la “nafta”. El intento lo voy a hacer.