
Padre Hugo Segovia
En la columna de fin de año intentamos esbozar un panorama de los días que se acababan. También podíamos referirnos al libro y a la película que más nos había llamado la atención.
Hablamos, sí, en algún momento de un autor que tuvo a su cargo los Ejercicios espirituales que, al comenzar la Cuaresma, reúnen al Papa y a sus colaboradores de la Curia Romana en 2018.
Pudimos saborear el texto de esas predicaciones (José Tolentino Mendonca, “Elogio de la sed”, Sal Terrae, Buenos Aires, 2018, 162 p.) Después recibimos la noticia de que el autor era uno de los nuevos cardenales creados por el Papa.
Ese libro bien podía ser la lectura más hermosa que hemos podido hacer en 2019. Ahora, que estamos por comenzar la Cuaresma y que el 1 de marzo el Papa hará los Ejercicios del año, podemos remitirnos, con emoción, a lo que el autor decía en 2018: “ha querido Su Santidad que fuese un casi anónimo obrero de la Viña del Señor quien predicara los Ejercicios. No soy más que uno de tantos en el universo, de alrededor de 400 mil sacerdotes que sirven hoy a la Iglesia de Cristo en el mundo, pocos frente a las urgentes necesidades que lleva consigo la evangelización”… “representan una multitud impresionante, un caudal de vidas, rostros, historias, esperanzas, fatigas y sed experimentados por amor al Reino de Dios”… “ser uno de tantos aquí, me hace sentir, de algún modo, representante de todos esos hermanos en el sacerdocio”…
LOS BENEFICIOS DE LA SED
Muchas veces oímos personas que han tenido una formación cristiana y ¿por qué no decirlo?, también a causa de ello, que están cansados de Dios. En el retiro de José Tolentino encontramos algo así como la pauta: “creer no es tener las soluciones ni haber encontrado todas las respuestas. Creer es habitar el camino, habitar la tensión, más que estar saciados. En este sentido, más que estar saciados de Dios, los creyentes aprendemos los beneficios de la sed, la importancia de vivir en el deseo de Dios. Un cristiano no tiene a Dios, no lo domestica con sus rituales y creencias. Vive en la expectativa de Dios y de su revelación que, en gran medida, es siempre sorprendente. Por eso, la sed es un lugar necesario en el itinerario cristiano”.
El autor (53) es portugués, sacerdote y poeta y entre tantas otras cosas es experto en Pier Paolo Pasolini, nada menos que Archivero y bibliotecario de la Iglesia. Dice de sí mismo: “en mi experiencia de vida y en mis lecturas se refleja lo que me parece son los caminos del presente y del futuro de la Iglesia. Siempre en diálogo con el magisterio de Francisco y lo que él representa con este impulso reformista que está introduciendo en este tiempo. La teología no puede ser una ideología ni se puede confundir la espiritualidad con un conjunto de abstracciones. La literatura trae historias de vida, modelos de la vida a nivel personal para aplicarlos a una reflexión de conjunto. La gran ventaja de utilizar el texto bíblico y la tradición espiritual cristiana pero también la antropología, el cine, la literatura, la pintura, las artes, los que hacen posible una traducción existencial del mensaje cristiano”
SI ALGUIEN TIENE SED QUE VENGA A MI
Todo el desarrollo de los Ejercicios en diez capítulos es un reflejo de esas palabras. Imposible resumirlo pero, sí, aprovechar el comienzo, tiempo cuaresmal para recomendarlo. Sobre todo en este año del centenario del nacimiento del cardenal Pironio ya que no podemos olvidar que él fue, elegido por Pablo VI, el predicador de los Ejercicios espirituales de 1974. Tampoco pasar por alto, en consonancia, lo que el predicador del año 2018 decía que al recibir la noticia de su elección dirigió una carta a la diócesis, sintiéndose también un representante de Mar del Plata. Pedía no solo la oración de todos ante la magnitud de la tarea sino que también pedía que le sugirieran temas. Inolvidable su vuelta centrada en la celebración de una misa colmada de jóvenes.
De todos modos y aun sintiendo lo difícil que resulta elegir algún pasaje de este libro, intentaremos transcribir el final del retiro y proponer esta creación para que nos ayude a vivir la Cuaresma: “enséñame Señor a rezar mi sed, a pedirte no que la suprimas de raíz o que te apresures a apagarla, sino que la hagas aun mayor, en la medida que desconozco y que únicamente sé que es la tuya”… que la sed me haga mil veces mendigo, haga que me enamore y me convierta en peregrino, que me obligue a preferir el camino a la posada y la abierta confianza al cálculo programado”… “que cuando dé de beber a mis hijos, no sea porque tengo en mi poder el agua sino porque, al igual que ellos, sé lo que es la sed”.