Ayer, hoy y siempre: «Pastores, no príncipes»

Padre Hugo Segovia

-Columna Padre Hugo Segovia – Polonia, Sudáfrica, Portugal, Estados Unidos, Tanzania, Colombia, Malasia, Córcega, España, Hong Kong, Suiza, Sudán, Francia, Italia, Argentina. Iban surgiendo continentes y países el 9 de julio cuando el papa Francisco anunció que el 30 de septiembre se realizará el Consistorio para la creación de nuevos cardenales.

Estos 21 nuevos miembros quedarán incardinados en la diócesis de Roma y manifestarán la unión de la sede romana con las iglesias particulares dispersas por el mundo como manifestó el papa en dicha ocasión. Serán 137 los cardenales electores en septiembre.

A pocos días del comienzo del Sínodo sobre la sinodalidad este Consistorio adquiere una particular importancia.

Los argentinos también pasan al primer plano cuando se analizan las características de este evento.

Tres de los integrantes de la lista son argentinos. Así, el prefecto del dicasterio de la Doctrina de la fe monseñor Víctor M. Fernandez, el arzobispo de Córdoba monseñor Angel Rossi y el Papa Luis Pascual Dri, capuchino del santuario de Pompeya de Buenos Aires.

El nombramiento de monseñor Fernández era obvio mientras que el de monseñor Rossi viene a integrar la lista de los anteriores, que, además de la sede primada de Buenos Aires, fueron pastores de otras diócesis (Caggiano, de Rosario, Fasolino de Santa Fé y Primatesta de Córdoba). Además hubo tres cardenales argentinos con funciones en el Vaticano (Pironio, Mejía y Sandri) y otros que, pasados los 8 años, no hubieran sido conclavistas (Karlic, emérito de Paraná, Villalba, emérito de Tucumán y ahora Dri).

LAS LINEAS DE FRANCISCO

En este recorrido por el mundo nos encontramos con esta nómina en la que entran las más variadas tareas y en la que se pueden también encontrar las líneas maestras del papa Francisco que se hacen patentes con la realización de los sínodos en camino que también están marcando, aun antes de su realización, las instituciones de un pontificado original y creativo.

Destacamos algunas de ellas. Por ejemplo: América latina se hace presente, con el nombramiento, además de los argentinos, del arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda Aparicio mientras que no hay, como en anteriores promociones, ninguna en Centroamérica.

De Estados Unidos encontramos al actual prefecto del dicasterio para los obispos, monseñor Robert Prevost, que estaba ejerciendo episcopado en Perú pero también al Nuncio Apostólico Christophe Pierre, francés.

Africa se hace presente con tres cardenales: el arzobispo de Ciudad del Cabo, monseñor Stephen Brislin; monseñor Protase Rugambwa, coadjutor de Tabna en Tanzania que nos remite al primer cardenal (1962) Africano y monseñor Sthepen Ameyu Martin Mulla, arzobispo de una región envuelta en una dura guerra, Juba, en Sudán del Sur visitada a principios del año por el papa.

Nos encontramos en Asia con el arzobispo de Penang, monseñor Sebastián Francis, actual presidente del episcopado de Malasia, Singapur y Brunei y con otro jesuita el arzobispo en Hong Kong, monseñor Stephen Chow, nombramiento éste que refleja la preocupación del papa por la relación de la Iglesia con China y que esperamos ayude en esta cuestión. Recordemos lo que le dolía a Juan XXIII la ausencia de obispos chinos en el concilio.

Europa, desde distintas misiones, ocupa un destacado lugar en el consistorio de septiembre. Así encontramos al polaco, arzobispo de Lodtz, monseñor Grzegorz (Grzarz) Rys junto a un auxiliar de Lisboa, monseñor Manuel Alves Aguiar; monseñor Francois Xavier Bustillo, obispo cosante Ajaccio, monseñor José Cobo Cano, arzobispo de Madrid; monseñor Paul Tscherrig, suizo, que fuera Nuncio en Argentina; monseñor Christhope Pierre, francés, Nuncio en Estados Unidos; monseñor Pierbattista Pizzaballa, italiano, patriarca de Jerusalén; padre Angel Fernández Artime, español, Rector mayor de los salesianos y monseñor Claudio Gugerotti, prefecto del dicasterio de las Iglesias orientales, italiano.

Incasable trabajo del papa Francisco como también lo son sus gestos permanentes. De estos vale la pena destacar, y no solo en el sentido de la intensidad de una tarea sin límites, el haber nombrado entre los 400 participantes del sínodo de octubre al cardenal alemán Müller que no ha sido benévolo en los  juicios sobre él que ha vertido hasta acusarlo de destruir la Iglesia.

“Invitar a todos a la mesa donde se reparte el pan de la unidad” cantamos preparando el Sínodo”.