Ayer, hoy y siempre: “No controlar ni condenar”

Padre Hugo Segovia
Por Padre Hugo Segovia.

En Roma eran comunes los dichos que hacían referencia a la que pasaba en la Iglesia. Sin duda que Roma no sería, como no ha sido, un mundo separado de la Iglesia.

Decían, en los años de Juan Pablo II, que algún preguntaba cuántos habitantes tenía el Vaticano y que, irónicamente, le respondieron ¿incluidos los polacos?.

No ocurrió lo mismo con el Papa Benedicto XVI que no conoció a muchos alemanes para trabajar en el Vaticano.

Tampoco el Papa Francisco ha llevado a muchos argentinos a su lado.

Se recuerda que un argentino, el cardenal Copello, fui llamado por Juan XXIII en 1959, a su canciller de la Iglesia, cargo que en sucesivos momentos dejó de existir. Además con este cargo el Papa intentaba reivindicar a un cardenal tan meritorio, Pablo VI llamó al cardenal Pironio a un importante cargo en la Curia Romana.

Por su parte, otro argentino, Leonardo Sandri pasó la mayor parte de su sacerdocio a las órdenes de los papas y fue sustituido de la Secretaría de Estado bajo Juan Pablo II en 2000 y lo acompaño en sus últimos años así como a Benedicto XVI hasta que, como prefecto y cardenal de la congregación de las Iglesias orientales, estuvo hasta 2023.

Ahora, y aunque se había hablado mucho de ello, otro argentino entra a su prefecto del nada menos que importante organismo de la Doctrina de la Fe el hasta entonces arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández.

SIGNIFICATIVA ELECCION

Este ministerio que en los últimos años estuvo a cargo algún tiempo del cardenal alemán Gerhrard L. Müller y después del jesuita español Luis Landaría que está a punto de llegar a los 80 años pasa ahora a su presidido por este arzobispo de La Plata desde 2018 en una muy significativa elección del Papa Francisco.

Argentino de 61 años, cordobés, decano de la facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina y después rector de la misma en la cual creó el Observatorio de la Deuda Social Argentina.

En 2018 fue nombrado arzobispo de La Plata, donde llevó a cabo una interesante tarea pastoral en inteligente diálogo con todos los sectores haciendo escuchar la voz de la Iglesia en diálogo cordial con los sectores políticos y culturales de una ciudad tan significativa. Allí, en estos cinco años, hizo visible una presencia cordial abriendo caminos con un lenguaje muy sugerente y muy cercano a todos los sectores por el cual seguramente será muy sentida su partida ya que se trató de una gestión abierta a las necesidades e inquietudes memorizando la problemática que afecta al país, sobre todo desde la estratégica ciudad de las diagonales donde su voz estuvo siempre dispuesta con lenguaje y actitudes elocuentes muy personales pero a la vez en sintonía cordial y amistosa con el Papa que con esta designación demuestra en forma elocuente cuanto podemos decir de él.

Conocido como “Tucho” en los distintos espacios de su actuación prueba de su cercanía con las personas y también fecundo autor de numerosas publicaciones no solo de teología sino también de espiritualidad conforman una destacada personalidad de nuestra Iglesia argentina, promovida ahora de uno de los lugares claves de la Curia romana.

EMOTIVA RECEPCION

En una elocuente carta dirigida a monseñor Fernández, el Papa le señala la índole y las características del cargo al cual lo destina.

Se trata de un texto que, como los del Papa, tiene una enorme fuerza y exhibe las esperanzas que tiene depositadas en ese compatriota.

Es como la cordial y profunda palabra introductoria a la misión encomendada y tiene por objeto señalar “la custodia de la enseñanza que brota de la fe para dar razón de nuestra esperanza, no como enemigos que señalan y condenan”.

Con su característica valentía el Papa dice: “el Dicasterio que presidirás, en otras épocas llegó a utilizar métodos inmorales más que promover el saber teológico. Espero algo diferente” y le recuerda la amplia carrera y su condición de primer latinoamericano que llega y como rector de la U.C.A. el aliento que dio a una sana integración del saber en diálogo con la vida del sector Pueblo de Dios”…“se trata de alimentar la inteligencia y la transmisión de la fe al servicio de la evangelización para que su luz sea criterio para comprender el significado de la existencia, sobre todo, frente a las preguntas que presentan el progreso de las ciencias y el desarrollo de la sociedad”

“Esto no significa imponer un único modo de expresarla”…”las distintas líneas del pensamiento si se dejan armonizar por el Espíritu en el respeto y el amor también pueden hacer a la Iglesia”…”no contentarse con una teología de escritorio, con una lógica fría y dura que busca dominarlo todo”…un pensamiento sobre un Dios que ama, perdona, salva, libera, promueve a las personas y las convoca al servicio fraterno”.

Imposible resumir toda la riqueza de esta introducción a la misión de Monseñor Tucho Fernandez, sustento teológico ineludible que nos pide que agradezcamos a Dios por todo lo que estamos viviendo.