Ayer, hoy y siempre: “La tentación de permanecer”

Padre Hugo Segovia
Por Padre Hugo Segovia.

Todos los años, en las vísperas de Navidad, los miembros de la Curia Romana saludan al Papa, ocasión que se presta para que él les hable con la claridad que lo caracteriza. Más aun con un lenguaje tan suyo que siempre brinda elementos para la atención de los oyentes.

Cada año lo ha venido haciendo y bien podría recopilarse los mensajes con lo cual se podría calibrar el clima de su relación con la Curia pero también vislumbrar las tensiones que se dan frente a las cuales el Papa utiliza un lenguaje tan propio y que no deja de causar admiración y sorpresa.

Entre tantas facetas, ésta es una que abre caminos ya que no es solo un saludo circunstancial sino una antología del buen decir junto con la profundidad.

Es el mismo joven jesuita que en el colegio jesuita de Santa Fé invitaba a Jorge Luis Borges, a sus clases de literatura.

En el mensaje de esta Navidad aflora todo ello y nos da una ocasión para comenzar un año desde una perspectiva que no cuesta mucho denominar “bergogliana” que como él mismo dijo nos quiere transmitir la pasión a quienes hace tiempo la perdieron.

¿ACOSTUMBRADOS O ENAMORADOS?

Hablaba así a los sesenta años del Concilio que no hace seguir debatiendo sobre la visión entre progresistas y conservadores mientras que la diferencia está entre enamorados y acostumbrados y solo caminan los que aman.

Dice el Papa: “el fijismo de la ideología nos impide muchas veces caminar, bajo la apariencia de buenas intenciones nos separa de la realidad y nos impide caminar. Estamos, en cambio, llamados a ponernos en camino y avanzar como lo hicieron los Magos siguiendo la luz que quiere llevarnos más allá y que a veces nos hace buscar senderos inexplorados y nos lleva por caminos nuevos… a veces incluso cuando nos comunicamos entre nosotros corremos el peligro de ser como lobos rapaces. Enseguida intentamos devorar las palabras del otro sin escucharlo realmente. Pero la escucha requiere silencio interior y a la vez un espacio de silencio entre escuchar y respuesta. Primero escuchamos, luego en silencio acogemos, reflexionamos, interpretamos y solo entonces podemos dar una respuesta”.

“Todo esto, insiste, lo aprendemos en la oración porque ensanchar el corazón, baja de su pedestal nuestro egocentrismo, nos educa a la escucha de los demás y genera en nosotros el silencio de la contemplación”. Y afirma que también en la Curia es necesario el arte de escuchar. “Antes de nuestros deberes diarios y de nuestras actividades pero sobre todo antes de los roles que desempeñamos, necesitamos descubrir el valor de las relaciones y tratar de despojarlas de formalismos para animales con espíritu evangélico ante todo escuchándonos con el corazón y de rodillas. Escuchémonos más, sin prejuicios con apertura y sinceridad: escuchar es diferente que oír”.

EL CORAZON Y LAS RODILLAS

Habla el Papa de la necesidad de caminar poniendo el ejemplo de los Magos y aquí estrené un nuevo neologismo: “laberintear”.

También en el servicio en la Curia, les dice: “es importante permanecer en el camino, no dejar de buscar y profundizar en la verdad superando la tentación de permanecer paralizados y “laberintear dentro de nuestros cercos y temores. Los miedos, las rigideces y la repetición de esquemas generan inmovilidad que tiene la aparente ventaja de no crear problemas y nos lleva a vagar ociosamente en nuestros laberintos perjudicando el servicio que estamos obligados a ofrecer a la Iglesia y al mundo entero.

En estos primeros días de un nuevo año estas palabras nos abren también a recuperan la pasión de nuestro trabajo para no caer en la  tentación de ser repetidores mecánicos que oyen pero no escuchan.