Ayer, Hoy y Siempre

Padre Hugo Segovia
Por Padre Hugo Segovia.

PADRE HUGO SEGOVIA

Memoria abierta al futuro

A la famosa actriz italiana Anna Magnani le preguntaron cuando se sometería a un lifting. Ella contestó: “con lo que me han costado estas arrugas”.
A las puertas de un nuevo año terminando de recorrer los caminos del pasado, sería útil incursionar en los recuerdos, muchos de los cuales estarían simbolizados en las arrugas.
Viene en nuestra ayuda lo que el Papa Francisco les dijo, en la catedral de Kazajistán, a los representantes de las comunidades católicas de Asia Central, particularmente a los jesuitas que allí trabajan.
“Cada hombre puede acceder a Dios porque todos los pueblos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo cuerpo y herederos de la misma promesa en Cristo Jesús por medio del Evangelio “les enseñó San Pablo a los efesios.
“Hacer memoria nos ayuda, les decía, a desarrollar el espíritu de contemplación por las maravillas que Dios realiza en la historia en medio de las fatigas de la vida y de las fragilidades personales y comunitarias … no se trata de mirar hacia atrás con nostalgia, quedándonos estancados en las cosas del pasado y dejándonos paralizar en el inmovilismo porque esa es la tentación del retroceso… la memoria nos quiere abrir a cada persona al misterio con agradecimiento, sin añoranzas sino acogiendo y poniéndose en camino….
La fe se transmite con la vida, con el testimonio de quienes han llevado el fuego del Evangelio para iluminarlas, así haciendo memoria aprendemos que la fe crece con el testimonio… la fe no es una expresión de las cosas del pasado sino un hecho siempre actual, el encuentro con Cristo que tiene lugar en nuestra vida, aquí y ahora.
Por eso no se comunica con la mera repetición de las cosas de siempre sino transmitiendo la novedad del Evangelio.
Así le fe permanece viva y tiene futuro”.

Sencillez y alegría

“La memoria, sigue diciendo el Papa, no se encierra en el pasado sino que se abre al futuro… Jesús da una mirada de esperanza con la que descubrir que ser pequeños (conste que les hable a pequeñas comunidades en medio de mayorías) es una bienaventuranza, porque, en lugar de exhibir nuestra fortaleza, nuestros números, nuestras estructuras y cualquier forma de prestigio humano, nos dejamos guiar por el Señor y nos ponemos al lado de otras personas acompañándolas con sencillez y alegría… no ser de los que se dejan arrastrar por las cosas de siempre o se encierran en su caparazón sino una comunidad abierta al futuro de Dios, viva, llena de esperanzas, disponible a la novedad y a los signos de los tiempos, animada por la lógica evangélica, de la semilla que da frutos de amor, humildad y fecundo”. Todos discípulos, todos esenciales, de igual dignidad porque han sido sumergidos en la vida de Cristo y en El están llamados a recibir la herencia y acoger la promesa del Evangelio”. Estas palabras, pronunciadas en un lugar tan distinto a los comunes y dirigidas a ese pequeño rebaño que testimonia su fe en medio de la mayoría, nos dan la pauta para esa memoria del año 2022 y nos abre las puertas de ese 2023 que esperamos muchas veces con esperanza frágil y preocupaciones grandes. También nos remiten a algo que decía San Oscar Romero como acto de confianza en Dios: “con tu todo y mi nada, haremos mucho”.

Los tiempos recios

A la hora de elegir la imagen y las palabras que pueden ser como la expresión de este año surgen infinidad de ellas, es difícil elegir y surgen una tras otras nuevas.
Pero como es nuestra costumbre debemos elegir la foto del año y aunque hemos buscado en distintos lugares, el Papa Francisco nos da siempre la suya como este 8 de diciembre en que, frente a la Virgen Inmaculada de la Piazza Di Spagna, hizo suyas las lágrimas de María en la cruz al referirse a Ucrania. Desplazó así otras que también habían surgido.
El nuevo santo argentino, Artímedes Zatti, vino a despertar nuestra dimensión de enfermos a nosotros los argentinos que tantas veces nos creemos inmunes.
Decía refiriéndose a sí mismo: “creí, prometí, sané” como que nosotros ante tantas vacilaciones y frustraciones, incapaces de encuentro que tantas veces también prometemos cambios y volvemos a caer en lo mismo y porque somos especialistas en repetir eslóganes estamos lejos de esa sanación.
Junto con el santo ahora puesto en mira surgen también como frase del año algo que decía Santa Teresa de Jesús: “los tiempos recios necesitan amigos fuertes de Dios”.
Con todo el corazón. ¡Feliz 2023!